Marcela era una niña indígena perteneciente a la comunidad Tzeltales, en el municipio de Chilón, en Chiapas. Ahí, además de la violencia de género que viven y en donde ya se habían registrado otros feminicidios (al menos uno más también en agosto, pero del año pasado) también tienen que vivir la discriminación por ser indígenas.
La niña vivía con sus padres en el barrio San Antonio, del municipio de Chilón, a unos 200 kilómetros de la capital de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, lugar donde ya han ocurrido otros feminicidios en contra de menores de edad.
Pero siete días después de los hechos, agentes de la Fiscalía de Justicia Indígena detuvieron a Carlos César “N”, acusado de haber dado muerte a la niña de 14 años de edad.
La Fiscalía informó que de acuerdo al forense, la niña “presentó lesiones con arma blanca” y como causa del deceso fue muerte por shock hipovolémico.
El sujeto fue detenido en el municipio de Ocosingo y puesto a disposición de un Juez que ordenó su detención en el penal de esa localidad, donde enfrentará proceso.
La víspera, la Colectiva de Mujeres Tzeltales Esperanza Viva, llevó a cabo una marcha en la cabecera municipal de Chilón, para exigir castigo contra el o los feminicidas de la niña Marcela.
En una carta, las mujeres pidieron que se garantice la seguridad para las niñas y jóvenes indígenas que viven en Chilón.