En una administración estatal o federal, todos los años de gobierno son cruciales. Resultados de la gestión de gobierno es lo que debe permear prioritariamente; pero la realidad es que los dos primeros implican una curva de aprendizaje, probablemente el tercero sea de apuntalamiento del proyecto político y los tres últimos, de consolidación. Para citar un clásico; todos los proyectos políticos buscan llevar a la clase política que los encabeza a la “cúspide del poder”.
En la búsqueda de esa cúspide se conforman los grupos políticos y el gabinete. Generalmente esos primeros años sirven para el pago de favores políticos a quienes hicieron aportaciones de todo tipo para la campaña. Luego, las circunstancias cambian por alguna coyuntura política, pero invariablemente esos cambios tiene que llegar con los tiempos electorales, generalmente dictados por las elecciones intermedias.
Es en ese momento en que el gabinete de gobierno se reestructura. Salen los que se considera ya cumplieron el ciclo de los “favores políticos”, salen también los que saltan a otra responsabilidad para protegerlos del desgaste político, los que van a ocupar un cargo de elección popular y los que de plano; no pudieron entregar resultados favorables en su gestión al frente de una dependencia de gobierno.
Ese es también el momento en que se comienzan a conocer los nombres de quienes salen del gabinete y que, por supuesto comienza a evaluarse su accionar público al frente de las responsabilidad que dejan y a proyectarse su futuro político.
Sin embargo, pocas veces en Chiapas se ha visto que casi al mismo tiempo, dos de los funcionarios públicos más importantes; dejaran el cargo. Se trata en este caso del Secretario General de Gobierno y el titular de la Fiscalía General del Estado.
Inevitable comenzar a realizar el balance de la gestión de los ahora extitulares de las carteras más importante del gobierno. Tanto por sus saldos, como porque seguramente están llamados a continuar siendo parte del proyecto político del gobernador desde la cámara de diputados donde intentarán apuntalar un proyecto político que encontró las arcas endeudadas, numerosos problemas sociales y una emergencia sanitaria sin precedentes.
El ahora exfiscal Jorge Luis Llaven Abarca y el exsecretario de Gobierno, Ismael Brito Mazariegos, renunciaron a sus puestos para -se dice- buscar una diputación federal; el primero por el Distrito 8, y el segundo por el Distrito 10.
Sin embargo, en política las cosas no suceden en automático. A los dos personajes -en la búsqueda de un nuevo espacio político- les pesará el pasado de su gestión reciente y el contexto particular de cada distrito por el que se supone irán a las urnas.
Los saldos negativos en el ejercicio de la gestión saltan más del lado de la Secretaría General de Gobierno donde la percepción ciudadana es de falta de oficio político que no logró solucionar los problemas de la coyuntura política actual.
Basta mencionar el conflicto de Aldama-Chenalhó donde aun firmándose diversos acuerdos, siguen las hostilidades, balazos y agresiones entre las comunidades. Donde incluso se firmaron por lo menos dos acuerdos involucrando al Subsecretario de Gobernación Alejandro Encinas. Lo que faltó y nunca se promovió fue el desarme de los grupos.
También el tema con la normal rural Mactumactzá que lucha por el incremento de la matrícula en un contexto en donde el gobierno federal reducirá el presupuesto para el 2021. Mientras la lógica indicaría que el gobierno estatal asuma el compromiso financiero que deja atrás la federación o dialogue con los normalistas, el exsecretario Brito tachaba de rijosos a los estudiantes.
Otro asunto pendiente son los desplazados del Ejido Puebla, que se han manifestado en diversas ocasiones, porque no son reubicados. Esos desplazados viven hacinados en una casa en San Cristóbal de las Casas que les renta el gobierno del estado, pero a la fecha no hay solución a sus demandas.
De la corrupción, la Secretaría de gobierno tampoco escapó; casi al principio del gobierno el Subsecretario de gobernanza Giovanni Campos fue acusado de corrupción y tráfico de influencias, fue cesado y encarcelado. El ex titular del Registro Civil también fue señalado de corrupción y venta de actas de nacimientos a extranjeros indocumentados.
Incluso, la Secretaría General de Gobierno, designó encargado de la oficina de gobierno en Chamula a un exfiscal regional que fue cesado luego de realizar una fiesta en sus oficinas.
Del lado de la Fiscalía, lo lacerante son los problemas de abigeato en la zona norte y costa del estado y sobre todo, la continuidad de la violencia de género. Aunque es de reconocer que ha sido el área de gobierno que se ha anotado uno de los pocos éxitos palpables de esta administración; el de la recuperación de predios.
De cualquier forma, Brito y Llaven irán a las urnas. Es decir; a la competencia política con la necesidad de realizar un trabajo desde ras de tierra y no atrás de un escritorio. Su actuación al frente de las dos responsabilidades que tenían les pasará factura.
Sobre todo, en la competencia política el rival o los rivales también cuentan. Es allí en donde el trabajo político-burocrático y el saldo de esa gestión; cobrará factura.
Brito y Llaven irán a las elecciones. El primero por el distrito que comprende los municipios de Comitán de Domínguez, Frontera Comalapa, Nicolás Ruiz, Las Rosas, La Trinitaria, Socoltenango, Tzimol y Venustiano Carranza. Llaven por el distrito que comprende Ángel Albino Corzo, Cintalapa, La Concordia, Jiquipilas, Villa Corzo y Villaflores.
A todos luces, el trabajo político para lograr la designación, será más difícil para Brito Mazariegos porque buscará el voto electoral en una zona donde hay intereses del Partido Verde Ecologista con Eduardo Ramírez Aguilar y con el PRI de Roberto Albores Gleason. En cambio Llaven, es posible que tenga mejor margen de maniobra.
Como dice la sabiduría popular: ¡No me defiendas compadre!. Y es que el ejecutivo estatal manda a su exsecretario de gobierno a prácticamente una guerra política contra algunos de sus adversarios en la arena política.
Seguramente en los próximos días veremos más cambios en el gabinete estatal. Difícil aventurar nombres de quienes se van y de quienes llegan; a lo lejos retumban los nombres de la Secretaria de Igualdad de Género, del Auditor Superior y de la Secretaria del Bienestar; nada difícil decir que los resultados de ese gabinete no se sienten en la realidad local que solo cambia para ahondar más la pobreza estatal.
Estamos en víspera de época electoral y la efervescencia que provocan las elecciones le hacen olvidar al chiapaneco su realidad. Pero esta, finalmente se termina imponiendo, como también la certeza de que nada ni nadie ha podido transformar Chiapas.