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Parábola Sur Staff

Hace casi 200 años en la ciudad que vio nacer a Belisario Domínguez, se gestó un movimiento independentista, los síndicos del ayuntamiento de Comitán, liderados por Josefina Manuela García y apoyados por figuras como fray Ignacio Barnoya y fray Matías de Córdova, clérigos liberales, empujaron el proceso que tradicionalmente conocemos como la Declaratoria Independentista de Chiapas.

Sin embargo, la declaratoria de independencia arrastró un problema de jurisdicción e identidad, la Capitanía de Guatemala, que a su vez se declaró Independiente de España, incluyó a Chiapas dentro de su acta respectiva, pese a la actuación autónoma de los comitecos, quienes se declararon independientes de ellos y reconocieron como su gobierno al de México, atraídos por la propuesta de Iturbide a través del Plan de Iguala, que les garantizaba un modelo imperial de gobierno, el culto católico y la adeherencia a un país excesivamente rico.

Por por esos años, estudios recientes han demostrado que los chiapanecos provincianos mantenían un sentido de indentidad como una región pobre, asentada por el contexto de indiferencia del poder político que residia en la capital de guatemalteca, lo que generó un sentimiento de adehesión a México.

Sin embargo, la disolución del imperio de Iturbide y el fracaso del Plan de Iguala, provocó que la provincia de las Chiapas permaneciera bajo una crisis politica. 18 meses independiente,  desde marzo de 1823 hasta septiembre de 1824, sobreviviendo con un sentimiento patriótico provinciano, digamos, la patria chica, lastimosamente el intento de proclamación como nación independiente nunca maduró, pese a su ubicación geográfica, insertada entre México y Centroamérica, la provincia de Chiapas dividía a dos mundos enteramente diferentes: el novohispano y el de la confederación centroamericana que no compartía sentido de pertenencia a la recién nacida nación mexicana.

Entonces, la denominada élite política chiapaneca tomó el control de su destino y del destino de miles de chiapanecos, por un lado se proclamó un movimiento denominado Chiapas Libre y por el otro, un movimiento de anexión que fue consumado por las huestes de Lucas Alamán, Vicente Filisola y José Manuel de Rojas.

El 23 de enero de 1824, el cabildo de Ciudad Real, hoy San Cristóbal de las Casas y seguidamente el cabildo de Comitán, solicitaron su anexión a México. Tuxtla, por contrario, sostuvo su posición de ser parte de Guatemala.

En septiembre del año de 1824, los grupos políticos recurrieron a un mecanismo poco explorado por esos años, para poder legitimar el interés de la élite de anexarse a México, un plebiscito, llevado a cabo en un contexto de miseria, pobreza y un constante martilleo de la estructura cultural de la colonia contra los indios.

En suma, con 96, 826 votos a favor y 60,400 en contra, el 14 de septiembre de 1824, la Junta Provisional pronunció la anexión del Estado de Chiapas al Pacto Federal, desde entonces, la provincia de Chiapas, se convirtió en la cola del gran león llamado México.

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