Parábola Editorial
Esta semana que terminó; el subsecretario de salud federal y responsable de la atención a la pandemia del Coronavirus Hugo López Gatell visitó Chiapas en una gira de trabajo que incluyó la capital Tuxtla Gutiérrez y el municipio de Berriozábal.
La expectativa de la visita era alta porque López Gatell llegó a un estado donde la atención local de la pandemia es fuertemente cuestionada en redes sociales y donde los alcaldes parecen invisibles ante la emergencia sanitaria.
La gira de Gatell vio relegado al secretario de salud estatal, quien ha sido fuertemente cuestionado por su protagonismo personal, por sus agresiones a la prensa y por el visible enfrentamiento que José Manuel Cruz Castellanos mantiene con el sindicato de trabajadores de la salud.
Desde su llegada al aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, el ambiente fue hostil para el funcionario de salud de la Cuarta Transformación. La causa de ello es la falta de confianza que los trabajadores de salud y la ciudadanía tiene contra el accionar público para atender la pandemia de Cruz Castellanos.
Un gobierno, local, estatal o federal funciona de acuerdo a prioridades, estrategias a largo plazos y administra coyunturas. Todo ello con un cuadro de funcionarios públicos que por ética; tienen la responsabilidad de realizar sus labores con eficiencia y eficacia.
El ejecutivo tiene que evaluarlos de acuerdo a esos preceptos que tienen que describirse en programas de trabajos definidos previamente. Pero un funcionario público también está bajo el escrutinio público. Ese escrutinio es tan importante como lo es la evaluación gubernamental porque son los propios ciudadanos quienes pueden percibir si un funcionario es eficiente o no lo es.
La transparencia y la rendición de cuentas son herramientas básicas para esa evaluación ciudadana. Pero si no hay concordancia con lo que se dice, se hace y se observa, De manera lógica, los ciudadanos comienzan a descalificar a un servidor público.
Tratándose de la pandemia, los chiapanecos observamos diariamente dolor, impotencia, desesperación; pero también diariamente -hasta que se cancelaron las conferencias de prensa- a un funcionario -Cruz Castellanos- “sobrado”, irónico, agresivo, grosero y ofreciendo datos de víctimas mortales y enfermos positivos que simplemente no cuadran con la realidad diaria y tampoco con los datos federales.
Relegado por López Gatell durante su gira, muchas voces vaticinan que pronto será el fin de la titularidad en la Secretaría de Salud estatal de Cruz Castellanos. Otros más apuestan a que las relaciones políticas en Tabasco del secretario estatal lo sostengan en su puesto.
Si Cruz Castellanos es cesado, esa renuncia sería la señal inequívoca de que el ejecutivo estatal se equivocó en su designación. Si continúa en su cargo, será interpretado que las relaciones políticas del secretario son sólidas y lo hacen inamovible.
Ya no hay confianza ciudadana en Cruz Castellanos. López Gatell con la relegación del titular estatal de salud en su visita, le demuestra que tampoco confía en su trabajo.
Por eso, la cuarta transformación local tiene ante si un dilema bastante claro: sostener o cesar a Cruz Castellanos. Si lo sostiene continuará la desconfianza ciudadanía, si lo cesa, reconoce que no funcionó la estrategia de combate al Coronavirus.
¿Qué criterio prevalecerá más?
Sopesar el costo de una decisión u otra. Ese es el dilema actual.